lunes, 8 de febrero de 2021

Mirta Rosenberg

Leo que el capullo
del cerezo sakura,
y también el capullo del durazno
y el de la ciruela, caen al suelo
apenas mecidos por la brisa
sin estar plenos.

Su momento de mayor belleza 
es allí, sobre la hierba.
Tras la caída
se hacen completos.

Los miro y bajo el tibio sol
aprendo.


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