martes, 17 de octubre de 2017

Benjamín Prado


Inmortal
 
Fuiste inmortal
el tiempo que una ola
tardó en borrar tus pasos sobre la playa.
Pero no lo sabías.

Fuiste inmortal
el tiempo que la nieve
detuvo los caminos hacia tu casa.
Y tú no lo sabías.

Yo te nombré,
tú eras como un poema:
pájaro en el oído, sombra encauzada,
agua vencida.

Fuiste inmortal.
Fuiste la luz de un fuego.
Fuiste la sangre oscura de las palabras.
Y tú no lo sabías.


Tú nunca lo sabías.


Pero después
el mar cubrió la arena,
la nieve se deshizo
y el alud de nosotros llegó a tu casa.


























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