miércoles, 11 de mayo de 2022

Cristina Peri Rossi

Babel bárbara

Altiva como la A (anaconda)
Balbuceante como la B (Babel bárbara)
Colérica como la C (carismática)
Dorada como la D (ditirámbica)
Elemental como la E (elegíaca)
Furibunda como la F (fáustica)
Gutural como la G (gárgola)
Hipnótica como la H (hendida)
Íntima como la I (imantada)
Jupiteriana como la J (jónica)
Lúbrica como la L (loba)
Mórbida como la M (marmórea)
Nocturna noctiluca (nacarada noche)
Opulenta como la O (ombligo y ópalo)
Quejumbrosa como la Q (quimera y quejido)
Rúnica como la R (rondadora)
Sardónica como la S (soez, soñadora)
Turbadora como la T (tañido y tambor)
Ungida como la U (umbría, ungulada)
Visceral como la V (vientre, voluta)
Yuxtapuesta como la Y (yoica)

te maldigo y te bendigo
te nombro y te fundo.



Mientras la literatura fue un terreno exclusivo de varones, a las mujeres  no se nos tomaba muy en serio”: Cristina Peri Rossi

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