miércoles, 30 de marzo de 2022

Agustin Millares Sall

 La palabra o la vida

Escuchad, de hombre a hombre,
en las mares violentas que navegar nos toca
rebasado el eclipse del terror en la boca,
los instantes del mundo llamados por su nombre.

Escuchad la palabra que hace frente a la muerte
por amor a la vida.
Escuchad la palabra que no ha sido vencida
a pesar de que vive de espaldas a la suerte.

Mientras cae una lluvia que la tierra sedienta
hasta los huesos cala,
el vientre de la tierra se extiende como un ala,
y el rayo que ha hecho blanco desploma la tormenta.

Se ha llegado hasta el límite del sufrimiento humano,
y la evasión no existe.
La vida que aún hay dentro del hombre se resiste
a no saber de un mundo que alcanza con la mano.

Escuchad la palabra
que repite sin tregua la verdad de las cosas;
la palabra que engendra tempestades y rosas
para que la clausura de los ojos se abra.

Hasta el árbol más firme tiembla de pies a cabeza
y las puertas dan golpes cada vez más violentos.
Como el perro y el gato, las aguas y los vientos
se erizan al contacto de la naturaleza.

La libertad dormida por fin ha despertado.
Levanta el tiempo el ancla para seguir su ruta,
y la mirada, libre de toda nube, escruta
el más amplio horizonte que el sol ha iluminado

Escuchad la palabra que del alma despega
para que sean claros los caminos oscuros.
Escuchad la palabra que atraviesa los muros
porque es algo de todos, y al corazón nos llega.

A su paso la bruma se vuelve fugitiva
y se mueven las tierras sin que un dios las sacuda;
el más hondo secreto del ayer se desnuda
y la voz de los vientos se levanta agresiva

Los pueblos que han llegado con su dolor muy lejos
en las entrañas cantan un júbilo inminente.
Una nueva alegría pone clara la frente
y limpia las pupilas hasta hacerlas espejos.

Escuchad la palabra que la forma dibuja
de la vida más bella.
Escuchad la palabra que a viajar nos empuja
por encima del pájaro, más allá de la estrella.

                                    

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