viernes, 10 de noviembre de 2017

Clarice Lispector


Esta prenda, suave, delicada,
casi caliente aún, aún húmeda
de ti.

Aspiro, absorbo
su olor, hundo mi rostro
en ese perfume
                            mojado
que abre mis ensueños
los mares de la dicha.

Siquiera imaginar que te ha rozado,
que esa humedad es tuya,
esa dulcísima manchita
que beso.

Tendrá la Muerte
este olor? Esta sensación de suavidad?
Esta tibieza?

Ah, déjame
un instante aún palpándola.
Tarda en volver del baño.
                                             Déjame
cerrar los ojos, inhalar su fragancia
y comulgar con ella.

Ah, vida mía,
esto sí que es el éxtasis amoroso
que abrasaba a Quevedo.
Casi me causa más placer 
que acariciarte a ti.






                                                            
 Clarice Lispector en su biblioteca. Fotografía suministrada por la editorial.

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