domingo, 16 de abril de 2017

Diego Ojeda

Desde que te conozco 

Desde que te conozco

me tiembla el pulso al escribir mi nombre.

Desde que te conozco

tengo mi corazón asegurado a todo riesgo.

Desde que te conozco

me como la vida a suspiros,

y vuelan cometas

donde ayer había plomo y anzuelos.

Mirarte es ver mi futuro en capítulos.



Todo esto ocurre desde que te conozco,

porque antes de conocerte

vivía cada día esperando la noche siguiente,

entraba en algunos cuerpos

buscando la puerta de salida,

y a diario me daba de ostias con mi pasado.



Viviendo deprisa, perdí mucho tiempo,

y entre el humo de mi propia sombra

era imposible mirar con claridad a ninguna mujer.

Fui un hombre de paso

en medio de ningún lugar.



No sé de que manera entraste

porque yo no abrí ninguna puerta,

mis candados estaban cerrados,

y aunque en mi memoria

hacia menos frío que en tu vida

derretiste con tu vientre

el iceberg de mi cama.

Me cacheaste el alma con la mirada

y con las manos en voz baja

me quitaste de encima la tristeza



Desde que te conozco tengo alas,

porque tú me enseñaste como usarlas.



De  Mi chica revolucionaria




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