lunes, 13 de julio de 2015

Ines Dias(Portugal)


PEQUEÑOS DELITOS ENTRE AMIGOS

Si un día me lo pides,
juro que te presto
mi corazón, tal como
guardé en la boca el pequeño dios
que te traía tan curioso.
De verdad. Te dejo tocarlo,
sentir su peso, tirarlo
contra la pared para que después
lo cojas y le quites la piel
de melocotón demasiado maduro.

Puedes quemarlo incluso –
con cuidado, por favor –
cuando haga más frío;
o enterrar los restos debajo
de las flores del paraíso, adrede
porque sabes que no las soporto.
A cambio, prométeme tan sólo
que después me dejas escapar
para saber cómo es eso de
pasar el resto de la vida desembarazada
por fin de ese peso muerto.

 

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