miércoles, 30 de julio de 2014

Eduardo Galeano

  
Cuando Emily Dickinson murió, la familia descubrió mil ochocientos poemas guardados en su dormitorio.
De sus antepasado puritanos heredó el aburrimiento. Los caballeros hacían política y negocios y las damas perpetuaban la especie y vivían enfermas.
Emily habitó la soledad y el silencio. Encerrada en su dormitorio, inventaba poemas que violaban las leyes, y allí escribía una carta por día a su cuñada, Susan, y se la enviaba por correo, aunque ella vivía en la casa de al lado.
Esos poemas y esas cartas fundaron su santuario secreto, donde quisieron ser libres sus dolores escondidos y sus prohibidos deseos. 
Espejos:una historia casi universal(2008)
 
Emily Dickinson daguerreotype (Restored).jpg

To make a praire (1755)

To make a prairie it takes a clover and one bee,
One clover, and a bee.
And revery.
The revery alone will do,
If bees are few.


1755

Para hacer una Pradera se necesita un trébol y una abeja,
Un trébol, y una abeja,
Y el ensueño.
 Con el ensueño bastará,
  Si las abejas escasean.

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