domingo, 12 de noviembre de 2023

Hamduna

DEL ARDOR DE LA TIERRA CALCINADA
Del ardor de la tierra calcinada 
nos guarda un río que se nutre 
con las constantes lluvias generosas. 
Bajo sus árboles hicimos alto 
y doblaban sus ramas protegiéndonos 
igual que las nodrizas con los niños. 
Para calmar la sed 
nos ofrecía el río un agua fresca 
más dulce que la charla del amigo. 
Impedían los árboles que el sol 
nos viese cara a cara, lo velaban, 
y el paso de la brisa permitían. 
Los guijarros del río se asustaban 
de las doncellas de joyas adornadas, 
y estas tocan con sus manos 
sus collares de perlas bien colocadas. 



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