jueves, 28 de septiembre de 2023

José Emilio Pacheco

I

- Ya no hay plantas ni peces en el Erie.
Ya está muerto,
como el lago de México.
(Todo ante mí se vuelve alegoría.)

Y aquel momento se hunde para siempre
en las aguas ya turbias de irrealidad.
No había nadie
sino tú y yo en el mundo esa noche de agosto.
No ignorábamos
que jamás volverá.
Nunca en el tiempo se dará otra noche
en que arda la vida en esa orilla
del más bien muerto de los mares muertos.

2

El tiempo es muda mutación. Celebremos
el peso de los años.
El que fui en otro mundo
repite sus palabras ante un teatro sin nadie.
Ya no hay nada capaz de alimentarte, poesía.
Muérete de ti misma
o por favor ya cállate.

3

Actos contramemoria. Protestemos
por su fijeza inútil,
la manipulación, las distorsiones,
el falso testimonio.
Aciago don, pecado original,
la memoria que mientes siempre.

Contra el recuerdo no hay liberación.
Se borra en parte
y es archivado junto a sus iguales.
Cuando menos se piensa ya está fuera
con ganas de morder.
Ha echado espinas
y encaja los colmillos insaciables
del nunca más.

 4

Música
y de repente es la misma canción,
la que sonaba en tardes como aquéllas.
¿Han vuelto o todo es diferente?
La zarza de los días se enreda en la violencia.
El desierto sangra.
Tablas y leyes de conducta.
Multitudes
que dan vueltas y vueltas
al templo de la guerra.
La incertidumbre es todo lo que tengo.
Hoy recomienza
 la pesadila de la historia. 


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