viernes, 17 de marzo de 2023

Carlos Marzal

AYUNANDO

A veces nos conviene desasirnos,
quitarnos de la boca lo más propio.
Negarnos la apetencia nos afirma.
Perdernos al albur,
desalojarnos,
desahuciarnos de casa por un fuego
que limpie de impurezas nuestra casa.

Dejarnos ir, en ondas,
declinar de quienes somos y quienes fuimos.
A veces nos ayuda el renunciar
a nuestras certidumbres, proceder
por un afilamiento,
adelgazarnos
de nuestras ilusiones.
La templanza
de estar entre las cosas sin anhelo,
para anhelar estar entre las cosas.

A veces el vacío
en el que se diría que flotamos
es todo lo más pleno que nos colma.

Muchas veces conviene ser mendigo
de nuestra realidad,
quedar ayunos
de lo que más amamos y nos ama.
Permanecer a un lado,
mirándonos pasar,
dándonos la limosna de no darnos
más limosna que la de seguir vivos.

Conviene endurecer,
fraguar sutiles.
Y regresar al mundo, voraces,
con más ansias.

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