viernes, 16 de agosto de 2019

Eugénio de Andrade

LA SÍLABA

Toda la mañana anduve en busca de una sílaba.

Poca cosa, ya sé: una vocal,

una consonante, casi nada.

Pero sólo yo sé

la falta que me hace.

Por eso la busqué tan obstinadamente.

Sólo ella podía protegerme

del frío de enero, del ardor

del verano. Una sílaba.

Una única sílaba.

La salvación.

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