sábado, 28 de abril de 2018

Patricia Benito

YA NI CERRAMOS LOS OJOS



Vivimos muy rápido.



Ya no respiramos lento,

ya no nos sentamos frente al mar 

sin esta necesidad de decírselo a alguien.



Lo queremos todo ya y aquí,

aunque "ya y aquí" quiera decir

mal y de perfil.



Nos contamos cosas 

a través de pantallas heladas

y temblamos más con una batería baja 

que con un susurro en la nuca.



Si nos tropezamos, 

agarramos más fuerte el móvil

que la mano del de al lado.



Nos hacemos fotos sin pensar

que el corazón más importante

es el que está tras las pestañas,

y no los ojos que hay debajo.



Preferimos mil "me gusta" en la nube

que un "me gustas" en el ombligo.



Valoramos a la gente 

por el ejército que tiene detrás 

sin preocuparnos ni un segundo 

de los principios de un capitán.



Nos repetimos que dormir solo 

no está tan mal,

convencidos de que las defensas se bajan 

mientras lo hacemos.

Como si dejar que alguien entre

no sea lo mejor 

que le puede pasar a tus piernas.



Nos traen el desayuno a la cama 

y corremos a inmortalizar el momento, 

en vez de tirarlo todo por los aires 

y engancharte como koalas 

al portador.



Tiramos el amor a estornudos como si 

siempre fuese a haber más en la reserva. 

Le ponemos barreras tan altas porque de 

pequeños nos dijeron que podía con todo. 

Y a lo peor pueda saltarlas, pero ¿cómo 

quedará lo que consiga pasar?



No nos dejamos tiempo

para echarnos de menos,

y en los abrazos

ya ni cerramos los ojos.



Nos queremos mal.

Y rápido.

Y mal.



Nos conformamos.

Y no, así no.

Yo no.
Ya no.







Resultado de imagen de  instagram








No hay comentarios:

Publicar un comentario