jueves, 2 de marzo de 2017

Felipe Benítez Reyes

Nube de nada

Hay un lugar en que la vida tiembla
ante el viento y la noche

igual que un pensamiento equivocado.

Un lugar de cristal que alguien ha roto

y en que ya no andará descalza la inocencia.

Un lugar en que flota

el cadáver de un niño ahogado en un mar de relojes

que giran con el dolor de los juguetes averiados.

Y ese mar suena a orquesta de difuntos que interpreta

Las partituras indescifrables del tiempo.

Y hay un baile de espectros incesantes,

y sus rostros son los mismos de aquellos

que andaban por la casa, que hablaban de viajes y países,

que traían regalos de ultramar,

cuando tenía

antifaces la vida, y era la dama loca

que se abría como una flor de nieve

cada día en los ojos

que miraban asombrados los naufragios

de los buques fantasmas,

el vuelo de las cometas en la playa errabundas

y la fugacidad

de los castillos de pólvora, al final de los veranos eternos,

cuando se desgarraban los toldos por el viento y volaban

por las calles vacías los sombreros perdidos,

plumas de gaviotas y arenisca, los jirones

de carteles de cines y de circos

que traían el silbido de las balas,

la furia de las fieras

y los ojos vendados del lanzador de cuchillos

ante la ruleta de la muerte.

Hay un lugar en que aún suenan

los broncos abordajes de piratas a los barcos británicos,

el rugido de tigres de Bengala

y la sonrisa rota

de los magos de Holanda y de Turquía.

Hay en ese lugar

Imágenes borrosas de mujeres

en cuartos de hotel, en asientos

traseros de unos coches furtivos, parados en los bosques

como brillantes amuletos de juventud;

imágenes borrosas de mujeres

en alcobas prestadas, en pasillos

de edificios que tienen

la condición de laberintos recordados.

Hay un lugar en que recorren

las sierpes del rencor la arena blanca.

Hay un lugar en que todo está dicho

y todo está perdido.

Y ese lugar -apréndelo- es tu corazón.




 Beautiful Us - aitch:








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