sábado, 27 de febrero de 2016

Clarice Lispector

Se rifa un corazón casi nuevo. Un corazón idealista. Un corazón a la moda antigua. Un cobarde, canalla que insiste en jugar malas pasadas a su usuario.
Se rifa un corazón que en realidad está un poco usado, muy machacado y que insiste en alimentar sueños y cultivar ilusiones. Un poco inconsecuente, que nunca deja de creer en las personas. Un ligero y precipitado corazón que cree que Tim Maia estaba en lo cierto cuando escribió: "No quiero dinero, quiero amor sincero, ¡eso es lo que espero!"... Un idealista !!! Un verdadero soñador...
Se rifa un corazón que nunca aprende, que no endurece y mantiene siempre la esperanza de ser feliz, siendo simple y natural. Un corazón insensato que domina lo racional siendo lo suficientemente loco para apasionarse. Un furioso suicida que vive buscando relaciones y emociones verdaderas.
Se rifa un corazón que insiste en cometer siempre los mismos errores. Ese corazón que se equivoca, que pelea y que se expone. Pierde el juicio por completo en nombre de causas y pasiones. No es serio y, a veces, revisa sus posiciones arrepentido de palabras y gestos. Ese corazón tantas veces incomprendido, tantas veces provocado, tantas veces impulsivo.
Se rifa este desequilibrado emocional que provoca sonrisas tan largas que casi pueden engullir las orejas, pero que también arranca lágrimas y hace marchitar el rostro. Un corazón para ser alquilado o incluso usado por quien guste de emociones fuertes. Un órgano indicado solo para quien quiera vivir intensamente y contraindicado para los que solo pretenden pasar por la vida matando el tiempo, defendiéndose de las emociones.
Se rifa un corazón tan inocente que se muestra sin armaduras y vuelve loco a su usuario. Un corazón que cuando pare de latir oirá a su usuario decir a San Pedro a la hora de rendir cuentas:" El Señor dirá, yo hice todo correctamente, solo me equivoqué cuando puse sentimiento. Solo hice bobadas y actué mal cuando escuché a este loco corazón de niño que insiste en no endurecerse y se niega a envejecer".


Se rifa un corazón o incluso se cambia por otro que tenga un poco más de juicio. Un órgano más fiel a su usuario. Un amigo del alma que no maltrate tanto al ser que lo abriga. Un corazón que no sea tan inconsecuente.

Se rifa un corazón ciego, sordo y mudo, pero que incomoda . Un verdadero cazador de aventuras que aún no fue adoptado, probablemente, por negarse a cultivar aires salvajes o racionales, por no querer perder el estilo.

Se ofrece un corazón vagabundo, sin raza, sin pedigrí. Un simple corazón humano. Un impulsivo miembro de comportamiento algo retorcido. Un modelo lleno de defectos que, a pesar de estar fuera del mercado, insiste en no modernizarse, pero que una y otra vez, oprime al cuerpo que lo domina. Un viejo corazón que convence a su usuario de que publique sus secretos y tenga la petulancia de aventurarse como poeta.

 Clarice Lispector (1920-1977)



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