No es lo que está roto, no, el agua que el vaso tiene: lo que está roto es el vaso y, el agua, al suelo se vierte. No es lo que está roto, no la luz que sujeta al día: lo que está roto es el tiempo y en la sombra se desliza. No es lo que está roto, no la sangre que te levanta: lo que está roto es tu cuerpo y en el sueño te derramas. No es lo que está roto, no, la caja del pensamiento: lo que está roto es la idea que la lleva a lo soberbio. No es lo que está roto Dios, ni el campo que Él ha creado: lo que está roto es el hombre que no ve a Dios en su campo. |
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